Sin duda el pasado 2011, fue un año interesante para el desarrollo de las diferentes artes en Cochabamba, para conocer un bosquejo general de lo ocurrido, les comparto un texto de Cecilia Romero, escritora cochabambina, publicada en el suplemento Lecturas, del matutino Los Tiempos:
Por Cecilia Romero M.
La barca pasa, pero el río queda, dice un proverbio malayo, ya en el epílogo de este año, podemos decir que tuvo una forma y una manera, una que constata que la actividad cultural en la región fue intensa, en algún momento controversial y en otra absolutamente desacertada.
Y acción…
Dentro las actividades más notorias, hemos de recordar cuando la ciudad de Cochabamba a mediados de año, se convirtió en una gran locación, escenario para las historias que se narran en la película “Norte Estrecho”, dirigida por Omar Villarroel y escrita por Juan Cristóbal Ríos Violand y Villarroel, misma que contó con la presencia de la actriz mexicana Carmen Salinas y un elenco importante de actores bolivianos y argentinos. Proyecto que movilizó un gran equipo de técnicos y que contó con un sólido trabajo de jóvenes cineastas de Bolivia y Latinoamérica.
Dos películas tuvieron poco tiempo en cartelera, una fue “Blackthorn” del español Mateo Gil, un western protagonizado por el estadounidense Sam Shepard, el español Eduardo Noriega y que también contó con la presencia del boliviano Luis Bredow. Un impecable film que se despliega en la vasta geografía boliviana y que brinda una mirada íntima de la árida vida de los personajes, que viven mediados por la codicia y la búsqueda trashumante de los verdaderos afectos.
La otra, la película de Martin Boulocq “Los Viejos” rodada en la campiña tarijeña, con una estética contemplativa y que generó diferentes opiniones, unas de rotunda aprobación y otras de crítica, ante un estilo que no está con las formas de narrar tradicionales y comerciales del cine actual. Film boliviano que viajó al Decimosexto Festival Internacional de Busan, en Corea del Sur.
Solo palabras
La actividad literaria también generó espacios de encuentro y desencuentro. Lugar vital de discusión y análisis. El Centro Pedagógico y Cultural Simón I. Patiño organizó el “Quinto Foro de Escritores Bolivianos” a mediados de año con la temática del cuento, innovando este espacio con la primera feria de escritores bolivianos, una iniciativa que tuvo el respaldo de autores de diferentes geografías, que en los jardines del palacio tuvieron la oportunidad de re-conocerse y dialogar sobre sus respectivas obras y también acceder al público lector. Tiempo y lugar para de celebrar.
Otra actividad fue la V Feria Internacional del Libro de Cochabamba, que abrió sus puertas por primera vez en el campo ferial de Alalay, un encuentro con los libros, mediado por una organización incipiente y con la innecesaria presencia de Cuauhtémoc Sánchez, el gurú de los libros de autoayuda. Una apuesta arriesgada, pero vital para que la feria crezca, fue este cambio de escenario y un desacierto, en temas de organización y trato, sobre todo a los invitados internacionales que este año provenían desde Argentina.
Por otro lado, en los concursos convocados por la Oficialía Superior de Cultura el ganador del concurso de cuento “Adela Zamudio” fue Camilo Albarracín Zelada, mientras que el de novela, “Marcelo Quiroga Santa Cruz”, fue declarado desierto. La convocatoria contó con gran cantidad de participantes. En la edición de cuento, se pudo evidenciar que la fascinación por la palabra mantiene una vida saludable y la apuesta que hacen los nuevos escritores al saltar todos los precipicios y brindarnos, acaso una ofrenda, un relato, un retazo de memoria y fantasía.
Dos escritores fueron los más viajeros, Gabriel Chávez Casazola y Giovanna Rivero, presentes en diversas ferias internacionales del libro y no así en la que nuestro país fue el invitado de honor, estamos hablando de la XXXI Feria Internacional del Libro de Santiago de Chile. En este penoso olvido, que no solo dejó fuera a estos dos autores, la frase “hay ausencias que representan un verdadero triunfo”, no se aplica.
Una presencia más que afianzada en las letras es la de Claudio Ferrufino-Coqueugniot, quien fue ganador del Premio Nacional de Novela 2011 con su obra “Diario Secreto”.
Para finalizar esta mirada, un tema que no se ajusta a lo estrictamente literario y tiene que ver con la polémica que se generó a través de una columna de Xavier Jordán (docente universitario y funcionario municipal) en un periódico local, que puso en real efervescencia temas como la equidad de género y la libertad de expresión. Pese a todos los pronósticos de los apocalípticos, la gente lee y lee mucho. El universo privativo de la letra abre sus fronteras. Siempre será saludable discutir las bases mismas de las sociedades democráticas y sus límites, si es que existen. Respecto al tema género, y para finalizar este tópico, me permito una frase casi humorística de Henry Kissinger, “Nadie ganará nunca la guerra de los géneros porque existe demasiada fraternización con el enemigo”.
En otro ámbito, el mARTadero, Vivero de Artes, mantuvo actividades en áreas de las artes visuales, impulsó talleres de formación literaria, generando de igual manera, espacios de discusión y análisis sobre el oficio del artista.
Y si hablamos de ausencias, este año partió Raúl Cardona, radialista, hombre obsesionado con recordar y que mantuvo esa condición en su programa “Que tiempos aquellos”. Con más de cincuenta años en los medios e importantes premios de trayectoria profesional, quedará entre nosotros con su manera de decir y la fantasmagórica forma que tiene la nostalgia.
Final vital
Pese a que los medios auguran tiempos calamitosos en el año que viene, en este río que nos queda las aguas han tenido el color y el vigor de un tiempo único, fructífero, pleno de gente que mantiene la vitalidad de la actividad cultural de estas geografías. Gente que suma, otra que resta, claro, la que divide. Un tiempo generoso en todo sentido, uno que definitivamente nos pertenece.
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http://www.lostiempos.com/lecturas/varios/varios/20111225/el-rio-que-queda_154632_321884.html