A próposito de una más de mis lecturas, me acerco a esta selección de cuentos.
El Concurso Plurinacional de Cuentos “Adela Zamudio” convocado por la Casa de las Culturas y el Gobierno Municipal de Cochabamba, sin ánimos de menospreciar pasadas versiones, desde el 2011 está logrando seriedad, credibilidad y se está convirtiendo en uno de los concursos literarios más importantes del país.
El 2012, en su sexta versión, sorprendió con
una selección de cuentos, una mayoría escritos por autores nacidos entre la
década de los setenta y los ochenta, similares resultados a los de la quinta
versión. No debemos dejar de lado que la credibilidad que va ganando dicho
concurso, se debe sólo a los cuentos seleccionados, sino también a los jurados
quienes otorgan el fallo correspondiente a cada uno de los finalistas.
“Por el camino del trueno” del prometedor
Brayan Mamani, es el cuento ganador de la versión 2012; una historia dividida a
su vez en dos. Por un lado Heraldo, quien finge su muerte y vive el resto de su
vida en busca del trueno, dejando atrás la vida “normal” que persigue su
hermana junto al mejor amigo de Heraldo. Por otro lado Jaques Altman un alemán
que escapa de su país tras la segunda guerra mundial y conoce a Hilda, una
actriz porno que le enseña el jazz y cambia su apellido por Altman. Ambas historias
deslumbrantes, con tenor triste, con personajes que no saben lo que buscan y lo
único que les agrada es seguir caminos que conducen a supuestas “tierras
prometidas”, eso sí, alejados a los que persiguen sus seres queridos.
Entre las menciones honrosas, si de gustos y
disgustos podríamos comentar, desde la humilde lectura del suscrito,
“Suspendido” de Jaime Márquez Velásquez, es el favorito, una historia que te
atrapa con cada una de las situaciones descritas, que experimenta la suspensión
del tiempo, de Valentín, de las mascotas, de los cuerpos, de los muros de aquel
sitio paralizado y estático. Un lugar que sufre la inmovilidad a partir de la
muerte, primero del padre y luego de la madre, un sitio con “sucesos inherentes
al florilegio del tiempo perdido” y “carente de la mirada de Dios”, un cuento
“difuminado en el espacio vació”, un fabuloso cuento.
“Girasoles de Junín” de Cecilia de Marchi
Moyano, bajo el epigrama de Santiago Gamboa, “… cada cual ve el mundo a través
de las enfermedades que padece”; nos dibuja una historia fascinante,
interesante y que hace mérito entre los finalistas, un sastre - don Beto - que sufre la enfermedad de hiperacusia, quien
atormentado por cada uno de los sonidos convertidos en ruidos insoportables-
desde su mundo de tijeras hasta su casa que era su refugio- no le queda más que
cruzar la calle, tocar la puerta de Celestina que decora su taller con
girasoles, y pedir ayuda.
Gonzalo Lema, uno los escritores más
consagrados y con mayor recorrido tanto en las letras como en años, nos muestra
con su “La casona de Sipaya” que ha mantenido su maestría en el cuento, y en
esta versión lo hace jugando con el criollismo de la Cochabamba de antaño, una
narración impregnada por el humor popular.
En esta versión, resalta la exploración del
género policial en la Cochabamba de los años treinta, con “El inspector Matteo
Salamanca y el caso del Warmikuna Wanuchij” de Pablo García Meneses, una
historia que sin duda alguna (al menos asumo aquello) fue postulada por el
maestro del género negro, Bartolomé Leal, uno de los jurados, quien lo hizo con
mucho tino.
Por último Rodrigo Urquiola, un joven escritor
que no deja de sorprender, reincidente entre los finalistas dentro el Concurso
Adela Zamudio; nos envuelve con una historia de distintos tiempos narrativos,
alrededor de un sonido, alrededor de un misterioso suceso, alrededor de una
“montaña enterrada”.
La selección de cuentos bajo el fallo de los
jurados de la talla de Bartolomé Leal, Juan Cristóbal Soruco, Marcel Ramírez,
Cristina Zabalaga y Mauricio Rodríguez, nos demuestran que se puede ir
construyendo interesantes antologías, con autores que quizá exploran diferentes
tendencias, quizá tratan de imitar a sus autores favoritos, quizá tan solo
buscan contarnos historias o quizá solamente persiguen un camino, y en esta
versión; fue uno que persiguió al trueno.
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