“Illimani púrpura” de Juan Pablo Piñeiro (Gente Común, 2010), es la segunda novela con la que inscribe y define un estilo propio tras una delirante y exitosa primera novela“Cuando Sara Chura despierte” (OFAVIM, 2003).
En “Illimani púrpura”, Piñeiro nos involucra con personajes que pueden ser o no ser, borrachos que convocan al tranvía y recorren por toda La Paz, por los altísimos secretos de la ciudad, el Illimani es un personaje omnipresente que susurra dentro la cabeza de uno. Bajo la narración del protagonista principal, se es un muerto pensando que está vivo, se conversa con Simeón Roncal, con el niño que vive pero está muerto, con maestros pajpakus que se refieren a conocimientos mágicos y cósmicos.
Entre borrachera y borrachera, la novela te transporta a diferentes tiempos de La Paz, te hace parte de transformaciones inusuales, te convierte en testigo de hechos y escenas inexplicables que sólo se los puede ver y no ver. El humor es su fiel aliado, el absurdo su estilo, la narración su recurso con el cual nos hace fantasear con el tranvía y el universo hilarante que Piñeiro nos recrea en esta fabulosa novela, no por nada Jesús Urzagasti fue su maestro.
“Illimani púrpura”, en palabras de Ricardo Bajo, es un “portento narrativo”. Son apenas tres años de recorrido desde su publicación y ya va por su tercera edición. Con dos novelas, Piñeiro se consagra como uno de los escritores más reconocidos de la literatura boliviana; y, con su nueva entrega –su debut en el cuento con “Serenata cósmica” (Gente Común, 2013)– nos demuestra que el Illimani, Sara Chura y el cosmos le siguen revelando sus secretos y Juan Pablo como uno más entre los pajpakus dice que los escribe.
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